Biblioteca Popular José A. Guisasola




El señor Lupertius vivía en Banfield. Era un hombre tranquilo y de buen carácter, muy cortés con sus vecinos. Pero los jueves se enojaba muchísimo. Cuando le preguntaban por qué se enojaba los jueves siempre contestaba lo mismo:

—Porque el gato de mi prima Elvira tiene pesadillas.

—¿Y dónde vive su prima Elvira? —lo interrogaban.

—En Don Torcuato.

La historia era ésta:

Todos los miércoles a la noche la prima del señor Lupertius miraba la película de terror que daban por la tevé.

Su gato insistía en verla también él, pero después tenía sueños espantosos, se revolvía en la cama y no la dejaba dormir tranquila.

Es por eso que Elvira sacaba el gato al patio. Antes del amanecer, el gato sin sueño se acercaba a la jaula del canario y lo despertaba con un maullido en la oreja solamente para perjudicarlo. El canario se pegaba una espantada infalible y volcaba el comedero lleno de alpiste.

El ruido despertaba a la prima Elvira, que se levantaba cautelosamente con la chancleta en la mano pensando siempre que eran ladrones.

Como no encendía la luz, se llevaba por delante el perchero y se machucaba la frente. Decía una palabrota y entonces sí encendía la luz.

La luz de la habitación de Elvira despabilaba al vecino del fondo que se acababa de acostar porque era acomodador de cine. El hombre aprovechaba para ir a la cocina y comerse una cucharada sopera de dulce de leche a escondidas de su mujer. El ruido de la heladera al abrirse y cerrarse despertaba a su perro Fido, que se ponía a ladrar como un trastornado.

Por supuesto, eso despertaba a toda la cuadra. Pero la única que reaccionaba mal era la dueña de la casa de altos.

La dueña de la casa de altos subía rápidamente a la terraza, elegía una maceta llena y la tiraba al patio del acomodador con la esperanza de acertársela al perro. Casi nunca acertaba.

Entonces la mujer del acomodador salía en camisón al patio con la escoba en la mano gritando que alguien bombardeaba su casa y robaba el dulce de leche de la heladera. A continuación llamaba a la policía.

La policía interrogaba a los vecinos tratando de averiguar quién era el autor del hecho.

Cuando llegaban a la casa de Elvira encontraban al lado del teléfono la dirección de su primo Lupertius. El nombre les parecía sospechoso.
Entonces, con todo disimulo, mandaban un detective disfrazado de vendedor de libros ambulante a la casa del mismísimo Lupertius, que vivía en Banfield.

El falso vendedor tocaba timbre y se producía este diálogo:

—Vengo a ofrecerle el segundo tomo de la Enciclopedia de la fauna y la flora australianas. Pero antes me gustaría que contestara una breve encuesta.

—¡Cómo no! Pregunte nomás.

—¿Usted acostumbra a arrojar macetas a los patios ajenos?

—No.

—¿Y a robar dulce de leche de madrugada?

—¡Tampoco! ¡¿Por quién me toma?!

El detective tachaba a Lupertius de la lista de sospechosos y se iba sin nada más que hacer.

Y todas las veces así.

Pero nuestro héroe quedaba muy enojado. El episodio lo ponía de un humor pésimo durante el resto del día.

Por suerte, eso ocurría solamente los jueves.



FIN


Del libro: ¡Silencio, Niños! y Otros Cuentos, Ema Wolf.
Ilustraciones de Pez. Col. Torre de Papel Azul
(de 9 a 11 años) Editorial: Norma

Glosario:
► Banfield, es una localidad situada en la parte oriental del partido de Lomas de Zamora, en la zona sur del Gran Buenos Aires, Argentina.
► Don Torcuato, es una ciudad argentina ubicada en el partido de Tigre, en el Gran Buenos Aires.


Visto y leído en: http://llevatetodo.com/

Ilustración de Lupertius se enoja los jueves, Por Pablo Gamba.
Antología. P/Editorial Puerto de Palos 2009
"Argentina crece leyendo"


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