Biblioteca Popular José A. Guisasola



Cuento» El násico


Si pasan cerca de un násico no se rían. Menos aún se les ocurra hacerse los graciosos y decir cosas como: “¿De quién es esa naricita?” o “Prestame la careta para carnaval” o “Loco, ¿de dónde sacaste ese sifón?” No hagan alusión a los resfríos, a las sábanas, ni pronuncien palabras como sonata o moquette.

Este mono de Borneo carece de sentido del humor. No se metan con su nariz porque es capaz de ponerse muy violento.

¿Cómo podríamos describirla? Lo más fácil es recurrir a las hortalizas: una berenjena formidable, una batata de exposición, un súper pepino.

La nariz mide diez o doce centímetros y nace donde terminan los pelos de la cabeza, porque el násico no tiene frente. Es colorada con un surco vertical que la divide en dos hemisferios: oriental y occidental. En la base tiene un par de agujeros como abismos. Además es móvil, lo que la hace parecida a una trompita. En resumen, la napia le cuelga hasta más abajo de la boca como un gancho lamentable.

Tan grande es la nariz que al comer tiene que apartarla con la mano para que no estorbe en el camino de los alimentos. Tan grande, que cuando salta de un árbol a otro la sujeta para no golpearla contra las ramas. Lo curioso es que, además, es un excelente buceador: puede permanecer hasta medio minuto sumergido y por lo visto el apéndice no se le llena de agua.

Érase un mono a una nariz pegado…

Ustedes se preguntarán: ¿y para qué le sirve?, ¿tanto aparato solo para respirar?

Únicamente el macho adulto tiene esa nariz, y al gritar la utiliza como caja de resonancia. Cuando hace “honk-he-honk” –no se molesten en imitarlo– la nariz amplía el sonido de modo que su voz adquiere un tono fuerte, grave, varonil, como si saliera de un contrabajo.

A las hembras –ellas tienen un perfil aceptable– les encanta que él haga “honk-he-honk”. Y cuanto más poderoso es el grito más atractivo les resulta el mono. Al ser el más narigón es también el más sexy y se convertirá en el guía de la tribu.

Los bebés nacen con una naricita corta y graciosa parecida a un conito de eucalipto. ¡Quién va a imaginar en qué se convertirá después!

El násico no es el único mono narigón –hay otros monos que tienen batatas sobresalientes–, pero él les gana a todos.

Al revés que el násico, el rinopiteco anaranjado del Tíbet tiene la nariz chata, tan respingada que la punta le queda en medio de los ojos y bizquea.

¿Habrá algún mono que no sea payaso?




FIN


Ema Wolf, ¡Qué animales!
Ilustración de Carlos Nine.
Buenos Aires, Sudamericana, 1996, pp. 29-30-31


Imagen: Postales de Pickwick Lij «Libros que nos encantan»
Iris Rivera / Ema Wolf – Publicación: 2 de abril de 2019

https://www.facebook.com/256253628134964/photos/a.256387841454876/648207435606246/

Visto y leído en:
ESCUELA DE CICLO BÁSICO COMÚN UNIVERSIDAD NACIONAL DEL SUR -INGRESO 2016- LENGUA. Selección de textos y elaboración del material: Prof. Adriana LLINARES, Prof. Mónica CODECIDO, Prof. Sandra ECHEVERRÍA.

https://servicios.uns.edu.ar/institucion/files/132_AP_10_420.pdf
"Argentina crece leyendo"


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